Las lideresas impulsan la defensa de los derechos humanos y del territorio, abordadas desde una perspectiva de género y de paz.
En el departamento de Putumayo, un grupo de mujeres valientes se ha convertido en las Guardianas del Agua y protectoras del Acuerdo de Escazú, uno de los más importantes en materia ambiental y de derechos humanos, y que ahora cuenta con 30 nuevas defensoras, decididas a salvaguardar sus territorios y comunidades.
¿Quiénes son las Guardianas del Agua?
Las Guardianas del Agua es una iniciativa promovida por la Alianza Tejedoras de Vida, una asociación compuesta por 65 organizaciones de mujeres en el departamento del Putumayo. Su objetivo principal es impulsar la defensa de los derechos humanos y del territorio, abordando estas cuestiones desde una perspectiva de género y de paz.
La red de las Guardianas del Agua está integrada por más de 100 mujeres comprometidas con la protección del agua y la Amazonía, con un enfoque específico en la equidad de género. Su labor se extiende a lo largo de 13 municipios en Putumayo. A través de esta red, estas mujeres han recibido capacitación y herramientas que fortalecen su lucha, convirtiéndolas en activas defensoras del acuerdo de Escazú.
Esta red de mujeres, que se conformó en 2020, se ha ido fortaleciendo, no solo en conocimientos y herramientas para defender su territorio y exigir una agenda ambiental con enfoque de género, sino como asociaciones que dinamizan iniciativas de protección en sus municipios.
Olga Caicedo Pinto, una mujer campesina y defensora de los derechos humanos, es solo un ejemplo de la dedicación y el compromiso de estas mujeres. “Ser guardiana del agua me ha permitido aprender, fortalecer mis capacidades y defender mi territorio; me siento impulsada y escuchada como mujer”, dice Caicedo, quien, junto con 30 mujeres de su vereda, trabaja en la protección de los humedales locales, transmitiendo su sabiduría y experiencia a nuevas generaciones de guardianas.
Sobre el acuerdo de Escazú.
El Acuerdo de Escazú representa un importante compromiso y avance nacional y regional en el reconocimiento y garantía de los derechos ambientales y las personas defensoras del ambiente. A través de este acuerdo, los gobiernos cuentan con la posibilidad de armonizar sus marcos jurídicos ambientales con los derechos de acceso a la información, la participación y justicia.
Además, Escazú busca asegurar un entorno seguro y propicio para quienes defienden estos derechos, promoviendo la paz y la no violencia en su labor. El Acuerdo de Escazú está en armonía con las tendencias jurídicas internacionales que reconocen el vínculo entre la protección ambiental y los derechos humanos, y centra sus esfuerzos en las personas tradicionalmente discriminadas y marginadas en la toma de decisiones ambientales.
En definitiva, el Acuerdo de Escazú es una herramienta para lograr una conservación justa de la naturaleza, una paz ambiental y les da a las personas defensoras del ambiente un marco de protección.
¿Por qué es importante el acuerdo de Escazú para la red de Guardianas del Agua?
El Acuerdo de Escazú (que actualmente se encuentra en fase de revisión por parte de la Corte Constitucional) no solo es una herramienta legal, sino también un escudo protector para estas mujeres frente a las amenazas y riesgos que enfrentan debido a la deforestación y la extracción minera en la región. Su ratificación garantiza el acceso a la información, la participación pública y el acceso a la justicia ambiental, elementos fundamentales para una verdadera democracia ambiental.
El pasado 9 y 10 de marzo, más de 20 mujeres del Putumayo se reunieron para profundizar en el entendimiento del Acuerdo de Escazú. Durante este encuentro, compartieron experiencias y reflexionaron sobre la importancia de seguir luchando por la defensa del territorio y las generaciones futuras.
Es claro que el futuro de la Amazonia está en peligro, pero con el compromiso y la determinación de estas mujeres, hay esperanza. Escazú es más que un tratado: es la promesa de un futuro más sostenible y equitativo para todos.