MUJERES RURALES: GESTORAS DE PAZ Y DESARROLLO
Comunicado en ocasión del Día Internacional de la Mujer Rural
El 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales, fecha establecida con el objetivo de reconocer la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural.
Las mujeres rurales constituyen una cuarta parte de la población mundial. Son líderes, productoras, empresarias y proveedoras de servicios. Sus contribuciones son vitales para el bienestar de las familias, de las comunidades y de las economías. Ellas representan una gran proporción de la mano de obra agrícola, producen la mayoría de los alimentos que se cosechan, especialmente en la agricultura de subsistencia, y llevan a cabo la mayor parte de los trabajos de cuidado no remunerados.
La agricultura es el medio de vida del 86 por ciento de mujeres y hombres rurales y da trabajo a alrededor de 1.300 millones de pequeños agricultores minifundistas y a trabajadores que no poseen tierras, de los cuales 43 por ciento son mujeres.
Aun así, sus derechos y contribuciones han sido en gran parte ignorados ya que suelen tener menos acceso que los hombres a los recursos y servicios productivos. Esta diferencia supone costos reales para la sociedad debido a las pérdidas que causa en la producción agrícola, la seguridad alimentaria y el crecimiento económico. “El hambre en Latinoamérica tiene rostro de mujer, de indígena y de afrodescendiente” indicó Rafael Zavala, Representante de FAO en Colombia.
En el comunicado que la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, PhumzileMlambo-Ngcuka, ha difundido en ocasión del Día Internacional de la Mujer Rural, menciona como “las iniciativas agrícolas y de alimentos a menudo hacen caso omiso de las diferencias en los roles, las cargas de trabajo y el acceso a los recursos de hombres y mujeres del campo. Pero si las mujeres de las zonas rurales tuvieran el mismo acceso a la tierra, la tecnología, los servicios financieros, la educación y los mercados que los hombres, podrían aumentar la producción agrícola y reducir el número de personas hambrientas”.
Si las mujeres rurales tuviesen un acceso equitativo a los recursos productivos, los rendimientos agrícolas podrían reducir entre 100 y 150 millones la cantidad de personas con hambre crónica.
En Colombia, esta situación de desventaja y desigualdad que viven las mujeres rurales no es diferente. Según el DANE, las personas que habitan hogares rurales con jefatura femenina son más pobres que las personas que pertenecen a hogares con jefatura masculina. Con precisión, la incidencia de la pobreza monetaria en los hogares con jefatura femenina fue de 46.4% en 2015, mientras en aquellos con jefatura masculina fue de 38.6%. En el sector rural, la diferencia en la tasa de desempleo entre hombres y mujeres es de 6 puntos porcentuales, siendo para los hombres de 3.1%, mientras para las mujeres es de 9.1%. En las zonas urbanas la brecha es de 3.8 puntos porcentuales. Además, las mujeres rurales invierten casi tres veces más trabajo doméstico y del cuidado no remunerado que los hombres.
Las mujeres rurales colombianas se han venido organizando a lo largo de los años para incidir en esta situación y mejorar sus condiciones de vida. Gracias a este proceso de incidencia nacional liderado por las organizaciones de mujeres rurales, se logró incluir dentro del Plan Nacional de Desarrollo dos artículos enfocados en estructurales para canalizar las propuestas de las mujeres: sobre la creación dela Dirección de Mujer Rural y para impulsar Política Pública Integral de Mujer Rural con enfoque étnico, etario y territorial. Aunque estos avances normativos son un gran avance para las reivindicaciones de las mujeres rurales, ahora el reto es su implementación efectiva para que se traduzcan en mejora de sus condiciones de vida y garantía de sus derechos.
Para ONU Mujeres el empoderamiento económico de las mujeres va más allá de su capacidad para acceder a los recursos económicos, se trata también de su capacidad para influenciar de manera más amplia sobre las decisiones económicas y políticas que determinan las condiciones materiales en que viven y el reconocimiento de su aporte a la economía y a la sociedad, así como de establecer entornos adecuados para su vinculación a los sectores productivos y a los mercados desde una visión de igualdad.
La FAO por su parte, insta a los gobiernos a que tengan presente las necesidades y potencialidades diferenciadas de hombres y mujeres en el desarrollo de sus políticas y fortalezcan y escuchen la voz de las organizaciones de mujeres campesinas.
Conmemorar una fecha es una forma de insistir en la importancia de trabajar por el cumplimiento de la garantía de los derechos para las mujeres, por ello ONU Mujeres y FAO Colombia esperan que este Día Internacional de la Mujer Rural sea una oportunidad para reconocer sus invaluables aportes y hacer un llamado al cumplimiento de sus derechos en la construcción de la paz y el desarrollo del país.
Maria Reyero
Profesional en Comunicaciones
ONU Mujeres Colombia